El esqueleto de los crinoideos está compuesto por numerosas plaquitas de carbonato de calcio. Los cálices están formados por plaquitas poligonales que, según las especies, pueden ser grandes y poco numerosas, o pequeñas y aparecer en gran número. El pedúnculo y los brazos están formados por plaquitas apiladas cuyo contorno puede ser estrellado o circular, similares a una moneda. Tras la muerte del animal, el más mínimo movimiento del agua provocaba que el esqueleto se disgregase en los cientos de plaquitas que lo conformaban, por lo que los fósiles de crinoideos completos son muy poco habituales. Sin embargo, son frecuentes las plaquitas aisladas o, como mucho, fragmentos del pedúnculo constituidos por varias plaquitas.