Las rocas de este yacimiento también poseen fósiles de “crinoideos”, unos animales también muy abundantes en el Paleozoico, que cuentan con algunos representantes actuales. Los crinoideos o “lirios de mar” son equinodermos, es decir, pertenecen al mismo grupo que las estrellas y los erizos de mar. Poseían un largo pedúnculo cilíndrico, en cuyo ápice se situaba el “cáliz” o “teca”, una zona engrosada en la que se abría la boca. Rodeándola aparecían varios brazos, siempre en un número múltiplo de cinco, que podían ser simples o ramificados, cortos o alargados. Los brazos filtraban el agua y capturaban las partículas de las que se alimentaba el animal. En la imagen se aprecia el fósil de un cáliz con algunos brazos.