Los organismos que vivían en estos bosques, o sus partes, podían acabar enterrados entre los sedimentos. Si las condiciones eran las adecuadas, quedaban preservados en el interior de las rocas, dando lugar a “fósiles”. La cuenca carbonífera de La Magdalena es muy rica en fósiles de los organismos que vivieron en los bosques carboníferos; por ejemplo, es frecuente hallar fósiles de los animales que vivían cerca o dentro de las charcas, como numerosos insectos o bivalvos (en la imagen). Pero sin duda, los fósiles más abundantes corresponden a las plantas de aquellos frondosos bosques.