Durante la orogenia Varisca las rocas se deformaron, pero también sufrieron numerosas fracturas. Cuando una fractura implica cierto desplazamiento de los bloques generados, se denomina “falla”. En la cordillera Cantábrica existen fallas de muchos kilómetros de longitud, pero también otras más modestas, como las que surgieron en el entorno de Mallo de Luna. Aquí, un total de 7 u 8 fallas individualizaron otros tantos bloques de rocas, dentro de las formaciones antes mencionadas. Además, los bloques se desplazaron ligeramente entre sí.