Cuando el glaciar alcanzó su máximo desarrollo, la lengua de hielo tenía un espesor máximo y alcanzaba distancias más alejadas valle abajo. Así, las morrenas que generaba en su extremo frontal alcanzaron la máxima distancia posible desde la cabecera del valle, y las que generaba en sus laterales ocupaban posiciones bastante elevadas en las laderas. Sin embargo, cuando la glaciación comenzó a remitir, la lengua perdió corpulencia y grosor; las morrenas frontales fueron siendo depositadas en posiciones cada vez menos alejadas de la cabecera del valle, y las laterales en cotas más bajas a lo largo de las laderas.