La Formación Láncara consta de dolomías y calizas; son rocas muy permeables y, en su interior, el agua no encuentra dificultades para desplazarse. Sin embargo, las lutitas y las areniscas de la Formación San Emiliano son muy impermeables, por lo que el agua no puede atravesarlas. Así, el agua que fluye en el seno de las dolomías y de las calizas se ve obligada a salir al exterior cuando alcanza las lutitas. Estas pequeñas fuentes indican, en superficie, los lugares donde contactan ambos tipos de roca y, por tanto, la localización del plano de cabalgamiento.