La evolución del arrecife
Los arrecifes son entidades vivas, que pasan por distintas fases a lo largo de su evolución, desde su origen hasta su muerte. El arrecife de Matallana no es una excepción, y a lo largo de su existencia pasó por tres fases diferentes. Durante la “fase inicial” (1), numerosos organismos se asentaron sobre un fondo fangoso y lo fijaron, formando una estructura más rígida que posteriormente serviría de sustrato a otros organismos. Los organismos de la fase inicial estaban adaptados a ambientes tranquilos, ya que en dicha fase, el arrecife aún estaba lo suficientemente alejado de la superficie del agua como para verse afectado por los efectos del oleaje. Durante la “fase intermedia” (2), los esqueletos de algunos organismos arrecifales (fundamentalmente corales y esponjas) se fueron acumulando, por lo que el arrecife fue ganando altura. Esto supuso un acercamiento a la superficie del agua, donde las condiciones son más agitadas. Por ello, los corales y las esponjas de aspecto grácil característicos de la fase inicial, fueron sustituidos por otros capaces de soportar los movimientos del agua. En la “fase final” (3), la acumulación de esqueletos era tal, que el arrecife alcanzó la superficie del agua. Allí, la fuerza del oleaje impedía el desarrollo de organismos frágiles, por lo que en esta fase abundan los corales y las esponjas de aspecto masivo, capaces de soportar la energía del agua.
