Las dolomías de Sena de Luna tienen un origen “hidrotermal”. En algún momento de la historia geológica de las calizas que constituyen La Serrona, se estableció una circulación de fluidos moderadamente calientes y cargados de diversos elementos químicos (entre ellos, el magnesio) a través de las grietas y fisuras que presentaban las rocas. Estos “fluidos hidrotermales” procedentes del interior de la Tierra, modificaron las propiedades de las calizas y son los responsables de su transformación en dolomías.