Los oolitos se forman en las zonas menos profundas, muy cerca de la línea de costa, donde la acción del oleaje es máxima. Las olas desplazan una y otra vez toda clase de partículas situadas sobre el lecho marino, que siguen así un continuo movimiento de vaivén. Las condiciones cálidas y tranquilas favorecen la precipitación de carbonatos, que se adhieren a las partículas en movimiento, que se recubren así de varias capas, engrosando su diámetro, tal y como le ocurre a una bola de nieve al desplazarse sobre una superficie nevada. La formación de oolitos también tiene lugar en la actualidad, en algunas playas tropicales poco profundas.