El agua en el subsuelo
En los terrenos ricos en calizas, el agua de los arroyos y de las precipitaciones se filtra hacia el subsuelo a través de cualquier tipo de grieta o de fisura. También puede hacerlo a través de otros tipos de discontinuidades presentes en las rocas, como por ejemplo, las superficies de contacto de los diferentes estratos. De este modo se establece una circulación de agua en el subsuelo, a través del sistema de grietas. Además, el agua disuelve progresivamente las rocas que delimitan estas grietas, que se tornan cada vez más grandes, y alcanzan incluso varios metros de sección. En la mayoría de las ocasiones, la ampliación por disolución de una grieta de gran tamaño desemboca en la formación de una “galería”, con forma alargada y sección tubular. En el punto donde se cruzan dos o más galerías suelen formarse “salas”, de mayores dimensiones y de morfología variable. Surgen así las cuevas o “cavidades kársticas”, como la cueva de Valporquero. El conjunto de estructuras subterráneas generadas por los procesos kársticos reciben el nombre de “endokarst”.
