Los pliegues del valle de La Cueta son fácilmente reconocibles, algo a lo que ha contribuido la acción erosiva del río Sil. Este río, que durante los últimos millones de años ha hecho gala de una elevada capacidad de erosión, ha desmantelado las rocas de su valle, para labrarse un cauce cada vez más profundo. Ello ha permitido que parte del subsuelo se haya hecho visible, así como su estructura.