Un mar somero
Las dolomías y las calizas de la Formación Felmín se formaron en un mar somero, en un ambiente costero muy poco profundo y bajo unas condiciones cálidas. Estas condiciones eran adecuadas para que precipitasen las sales disueltas en el agua, lo que originó las calizas y las dolomías. El medio era idóneo para el desarrollo de algas microscópicas, que contribuyeron a consolidar los sedimentos carbonatados. Algunas de las áreas más someras, llegaron a desecarse temporalmente y allí se formaron los cristales de sal que después, fueron preservados en el interior de las rocas y que, con el paso del tiempo, dieron origen a las pequeñas cavidades tapizadas por cristales que abundan en algunas capas. Además, la desecación del fondo marino acarreó un endurecimiento rápido de los materiales más superficiales, que adoptaron el aspecto de una costra o de un suelo duro, denominado “hard-ground”. Algunas de estas costras se pueden identificar ahora en las dolomías de la formación Felmín.
