Cuando las olas chocan contra la arena de la playa, pueden encontrar algún pequeño obstáculo sobre ella, como una piedra, una concha, etc. En su avance, el agua se ve obligada a rodearlo, excavando con mayor intensidad a ambos lados del mismo. Surgen así estas llamativas estructuras con aspecto de herradura, cuyos brazos indican la dirección del flujo del agua.