Los troncos de estos grandes árboles carboníferos se reconocen por la presencia de cojinetes distribuidos de forma regular. Sin embargo, existe una gran diversidad en el tamaño y forma de estas estructuras, así como en su distribución a lo largo del tronco. También existen variaciones en función del grado de conservación de la corteza, y de la zona del tronco a la que corresponda el fósil.