Muchas paredes de las hoces están recorridas por surcos verticales que pueden alcanzar varios metros de longitud. Dado que la superficie de las paredes no es perfectamente lisa, el agua que escurre por ellas tiende a seguir la misma trayectoria, esquivando los resaltes y circulando, en la medida de lo posible, por zonas ligeramente deprimidas. Poco a poco, el agua va disolviendo la roca allí por donde más circula, y surgen así canales más o menos rectilíneos que se tornan más profundos de forma progresiva. En su conjunto, estos canales verticales a favor de la pendiente reciben el nombre de “lapiaces”.