Desde su nacimiento en el puerto de Piedrafita, hasta su confluencia con el Bernesga al sur de la capital leonesa, el río Torío vence un importante desnivel, lo que le ha conferido energía suficiente para labrar un cauce bien definido que atraviesa de norte a sur este sector de la cordillera Cantábrica. En su camino discurre sobre rocas de naturalezas muy variadas; cuando estas son poco resistentes, el río las ha erosionado sin problemas y en esos puntos el valle se muestra amplio. Sin embargo, en otras ocasiones se ha topado con rocas mucho más resistentes, como las cuarcitas y, sobre todo, algunas calizas. En estos lugares el río discurre por profundas hoces y el valle se muestra muy estrecho. A lo largo del cauce del Torío y de algunos de sus afluentes existen varias hoces, como las de Canseco o las de Pontedo, pero sin duda, las de mayores dimensiones son las hoces de Vegacervera.