El de Sena de Luna no es un caso aislado; de hecho, muchas de las mineralizaciones de la cordillera Cantábrica están emplazadas en áreas que han sufrido un proceso de dolomitización. Sin embargo, hay pocos lugares donde los afloramientos de dolomías son tan extensos y el contraste entre estas y las calizas tan acusado, por lo que Sena de Luna y los Sierros Negros son parajes inmejorables para descubrir cómo pueden interactuar las profundidades de la Tierra con la superficie.