A diferencia de los ríos, que erosionan mayoritariamente el fondo de su lecho, por lo que dan como resultado valles cerrados cuyo perfil tiene una marcada morfología de “V”, los glaciares erosionan por igual el fondo y las paredes de los valles por los que discurren, por lo que estos se tornan abiertos y adoptan un perfil con forma de “U”. El Campo de Martín Moro es un excelente ejemplo de este tipo de morfología.