Antaño, la ladera en cuya base se localizan las “Medulillas” estuvo cubierta por un denso robledal, del que sobreviven algunos robles en la parte superior del afloramiento, la zona más elevada y menos accesible. Las prácticas tradicionales favorecieron la eliminación de gran parte del arbolado, lo que dejó el suelo y las rocas subyacentes mucho más expuestas a la erosión. Dada la naturaleza poco resistente de las rocas de la Formación Voznuevo, la erosión actuó muy rápido, dando origen a este singular escenario. Además, como ocurrió en el caso del arenero de Brugos de Fenar, aquí también se extrajeron áridos destinados a la construcción.