La corona
En el extremo sur de la explotación aparece un montículo circular delimitado por varias zanjas concéntricas muy profundas, en cuyo ápice se estableció un castro de reducidas dimensiones. Esta estructura recibe el nombre de “corona” u “ocelo”. Por las zanjas que lo delimitan se liberaban grandes cantidades de agua, previamente embalsada en los estanques construidos para el efecto. El agua arrancaba sedimentos de las paredes de las zanjas y los transportaba hacia el fondo del valle a través de los canales de arrastre y lavado. El oro era arrastrado con los sedimentos, pero como es muy pesado, se acumulaba en el fondo de los canales. Cuando se había reunido cierta cantidad de sedimentos, se eliminaban a mano los bloques de piedra, se prendía fuego a los matorrales, y se bateaba la mezcla de arena, limo y ceniza, obteniéndose así las partículas de oro.
Modelo digital del terreno: Instituto Geográfico Nacional.
