En las superficies más frescas y que, por tanto, llevan menos tiempo expuestas a la intemperie, se reconocen numerosos granos de tamaño variable y de una tonalidad mucho más oscura que los sedimentos verdosos que los rodean. En su mayoría, se trata de fragmentos de basalto escupidos por el volcán cuando este estuvo activo y que acabaron depositándose en el fondo marino como el resto de sedimentos.