Durante el Ordovícico existió una intensa actividad volcánica en diversos puntos del planeta. En las inmediaciones del mar donde se depositaron los sedimentos que dieron origen a la Formación Barrios existieron grandes volcanes que, durante las erupciones, emitían cantidades ingentes de cenizas que formaban densas nubes que se desplazaban varios kilómetros sobre la superficie marina (1). Las finas partículas de ceniza acabaron por caer en el mar y se acumularon en el fondo, donde formaron una capa que quedó intercalada entre los sedimentos. Con el paso del tiempo, tras su compactación y tras ciertos procesos físico-químicos, estas cenizas se convirtieron en caolín (2).