Las calizas de Boñar han sido secularmente empleadas para la obtención de sillares. Su tonalidad cálida, la relativa facilidad de su labrado y su resistencia, han hecho de ellas unas rocas ornamentales muy apreciadas. Han sido utilizadas en la construcción de algunos de los edificos más singulares de León, como la colegiata de San Isidoro y San Marcos.