Desde el puente de Las Palomas puede apreciarse el fuerte contraste existente entre el actual valle del Sil, de abruptas paredes que configuran una sobrecogedora garganta, y el del Luna, mucho más suave y tendido, por el que antiguamente desaguaban los valles situados al norte. Aguas arriba del puente puede reconocerse un giro brusco en el cauce del Sil (señalado con la flecha negra); se trata del “codo de captura”, es decir, del punto donde el Sil se topó con el Luna.