Desde el desvío hacia La Riera hasta la entrada en Torre de Babia, la carretera atraviesa algunas de las espectaculares morrenas que depositó el glaciar. Aparecen como elevaciones a uno y otro lado de la vía y, aunque la vegetación tiende a enmascararlas, son más que evidentes. Pero en Torre hay una morrena que resulta muy sencilla de identificar: la iglesia de San Vicente, edificada justo al sur del caserío, se alza sobre un montículo que en realidad se trata de una morrena.